Muchas veces nos decís que somos unos héroes, una familia fantástica o que tenemos la fuerza de un huracán y nosotros siempre contestamos lo mismo: por tus hijos lo harías, una y otra, y otra, y otra vez...
No hay límite para lo que un padre o una madre pueden hacer por sus hijos. Ellos nos necesitan y sin nosotros no saben qué hacer ni cómo vivir, así que lo aguantas como sea.
¿Que a veces te vuelves un poco loco y te apetece tirarte por la primera ventana que te encuentras? Pues sí, eso pasa (la mayor parte de las veces) pero respiras hondo, te pones una sonrisa (aunque no sea lo que te apetezca) y lo vuelves a hacer.
A veces también gritas, te tiras de los pelos, lloras y preguntas ¿Por qué me ha tocado esta vida?
Como decía una buena amiga "a veces te los quieres comer y otras te arrepientes por no haberlos comido", pero lo que nos une a un hijo es tan fuerte que no sabes explicarlo, no sabes como sentirlo y a veces no sabes ni expresarlo.
Pero bueno, lo hacemos. Por esas miradas dulces, por esas sonrisas infinitas, por esos berrinches que te vuelven loco, por esos abrazos tan fuertes que parece que están sujetando el mundo, por esos "te quiero mamá, eres muy guapa" y por esos "te amo" (a veces sin saber hablar), por esas manías de no querer separarse de ti como si fueras a desaparecer solamente porque te vas a la vuelta de la esquina... Por todo y algo más, lo haces.
Mirar sus caritas y decirme, ¿si fueran vuestros, no haríais lo mismo?
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